Ni la tempestad,ni la tormenta,ni el susurro del viento,
hacen que se rompa el silencio,
¿Qué calma?,¿Qué quietud?,
solo se escucha mi voz interior al rezar mi oración a Dios.
Naturaleza sabia,sinfonia de la vida,
todos los seres somos capaces de prestar atención al sonido de la voz interior,
y despertar en la conciencia del corazón,
que allí es donde mora Dios.
Belleza humana que nutre nuestro espíritu,
es como un atardecer en el verano,
en donde tomamos el tren de la soledad,
y nos remontamos en las alturas del silencio,
es donde tomamos el rumbo de nuestro destino.
Muchos pasos hay que dar para llegar a la cima,
es allí,el empuje de la vida pujantes de crecimiento,
para que cultive e incruste sus ramas sobre el tronco de sus exitos
y al acercarse al final del tunel se avisore el horizonte,
y la fantasía no se cance de encontrar el madrigal de la meta fijada.
Dios mio,como un hada madrina,
nos vamos construyendo nuestro destino,
y el azar de la vida es la chispa que alumbra el camino
para saber donde estaba,y hacía donde voy,
de ahí alla no se equivoque al ir escalando los peldaños de la profesión escogida
y disfrutar de todo lo que se cocecho con el andar de los años.