Por Dios, señor de mar y cielo
como igual lo es de esta tierra,
quien bendición de poeta en mi encierra
y me da poesía cual fruto del anhelo.
A quien en el intento de ser bardo todo debo,
y por cuyo amor se me da la palabra
una vez que la inspiración cual semilla se labra,
por él, dejar de temer al infierno no me atrevo.
Amo el cielo, y de continuo soy poeta en su nombre
y en la distancia de mis ojos a su hogar que le oculta,
está de lleno y poesía mi agradecimiento;
y en ese camino tan vasto de letras soy hombre,
que si no fuese por ese Dios, cosa mía sería insepulta
mi poesía, mi vida y pensamiento.