Te esperé, ¡Oh Dios, Cuánto te esperé!
Y cuando te encontré, me sudaron las manos
Las palabras se negaban a salir.
Te abrazó la mirada ensimismada
Y cuenta me di, que tú eras a quien yo esperaba
La mujer con corazón de miel y dulcísima palabra.
Tu cabello cual cascada entintada de un atardecer
Y tu boca, de sensualidad bañada; puerta abierta hacia el placer,
La golosa tentación de un beso me mataba.
Te abordé con la más sutil de las palabras
Y encontré una sonrisa en tu boca y tu mirada
Luego me di cuenta que tú también me esperabas.
-Te puedo dejar, (dijiste) si quedarte quieres,
Y eres tan especial que puedes estar.
La verdad fue el día de mayor felicidad.
Tengo el alma enamorada, por ti
Y se que a mi lado tú estarás esa eternidad;
La ilusión sembrada en el amor se volverá realidad.