Ermitaño de empeño sin retoño;
peregrino sereno del verano;
recorrió por el tiempo sueño vano;
su final, horizonte del otoño.
Juventud con los pasos de bisoño
que soñó con historia de gitano;
la verdad sin piedad leyó su mano
con la que despeinó su viejo moño.
Siempre dijo con fuerza de tormenta
que una misma mujer no besaría
de por vida en su largo recorrido.
El amor despreció sin darse cuenta
que al final de sus días quedaría
en el triste bolsillo del olvido.
Copyright © 2011 José Luis Calderón.
Del libro Raíces de la Marea.