La madurez
Convertir la soledad en disciplina,
el sexo en alcanfor, la piel en mapa,
los ojos en somier, la luz en capa
y en órbita el farol de aquella esquina.
Beber con alguien más en la cocina,
trastabillar, sacarle al mar su tapa,
robarle el corazón a quien se escapa,
llorar con alguien más tras la cortina.
Y luego despertar en la oficina,
los clips en su lugar y en la solapa
las manchas del ayer y la rutina.
Nadie te pide más, nadie te atrapa
y al fin del turno ves tras de tu ruina
a un hombre ya sin fe que se agazapa.
10 09 12