soneto alejandrino
Tu alma nácar cambiante de color usualmente
como el bello gladiolo que antes era bulboso
Esa mágica brisa nutre perennemente
así es el corazón amor vuelto dichoso
Así igual que la luna de eclipse raramente
así la mariposa gusano pretencioso
nos invita a orar a solas lentamente
con un coro de ángeles y espíritu dichoso
Eras tierra… yo el ceibo hoy conformamos casta
A Dios un ruego elevo claro como el zafiro
en leve conversión breve cambio en mí he visto
Orando por mis malos hábitos ¡dije basta ¡
Le di mucho amor y se volvió suspiro
al humano con alas antes de nacer… “Cristo”
Rafael Mérida Cruz-Lascano
“Hombre de Maíz” Guatemala, C.A.