Si logras ver
a través de la niebla
que hoy inocente presente es una secta puta
con capital en la hoguera del amor perdido
y sientes que por posar los ojos en mí
la vejez te resguarda en mi hálito
es que viste también las brasas de mis sueños:
sueños pulpa
sueños ombligo
sueños multitudes
sueño de mi sombra y su contorno.
Ay, muñeca desposeída.
Ay, brazo acostumbrado.
Ay, Coyoacán enarbolado en mi presente
e Hidalgo hincado en mi nostalgia de página amarilla.
Como la danza
es también mi cuerpo
una plegaria al golpe ese que resguarda el ritmo justo
y el sonido seco que despierta a la ofrenda de mi corazón
y vacila en lo efímero para volverse infinito en la memoria.
¿Vislumbras la lumbre y el peso de mi guerrera sangre?
¿Y ves que mi ombligo es el centro que no podrás deletrear nunca?
Tu suerte no está echada, ni la mía,
ascenderemos y descenderemos
cuando lo deseemos tanto que los ojos pierdan su órbita
y la concedan a la virtud de desaparecer
o aparecer
según lo ansiemos en el puntual sentido
así
náufragos o natas, seremos, incrustados en este tiempo.