Mientras escuchaba tu voz y yo te miraba, se detuvo el reloj de mi vida por un instante: tú deseo me llamaba y yo cumplía tu deseo.
Tú susurrabas en mis oídos y yo te amaba, se levantaron los sentimientos, y tú voz mandó, el cielo se iluminó en tus ojos, y yo sólo quise besar tus labios.
Tu mirada encendía un frenesí de besos, una lujuria de sentimientos. Se creo un instante sin fin, sin un momento para soñar. Y entonce fue el momento que despertamos y seguimos amándonos.
En un jardín que nace en tus ojos, me pierdo porque estoy perdido, en la tranquilidad de tus labios, mi vida está contigo, en el infinito de tu alma y en ti vivo amándote.
Tú eres los silencios de mis sueños y como una melodía de ternura y tacto de deseo, cubres mi espacio a todo lo que anhelo.
Autor: Hernán R. Cornejo Véliz