Después de que te despediste (avisándome tu adiós)
se fue tiñendo, métricamente, un silencio en el aire;
mi boca quiso alcanzar esa imagen tuya alejándose,
quieta y congelada, frente a una partida indeseada
(por ti, por mí, por los que amamos y por nadie).
Desde hace años, las heridas proferidas llamaban,
el cuerpo de tu voz ya no se mostraba como antes,
de igual forma, las flamas de mi calor eran tardía;
lo tuyo y lo mío, juntos resulta se hizo lentamente
rápido el camino, que dio en distanciar el amarnos
para desembocar mi suspiro, en tu vacío sin tiempo.
John Clark