Lidia

UN CORAZÓN QUE SIEMPRE ESPERA

Son los hijos, el regalo mas divino

que a los padres, Dios les ha podido dar

y son de un valor incalculable, porque

ese amor, con nada se puede comparar.

 Ese es un amor, tan puro y tan sublime

que cuando llegan, sientes tu corazón es un rosal

porque cada uno de los hijos es una rosa

y todos te perfuman el alma por igual.

La misión es ayudarlos a ser seres de bien

y se siente gran placer, viéndolos crecer

poniendo gran empeño en protegerlos y guiarlos

para evitar que alguna pena los haga padecer.

Pero a veces, la vida te hiere sin piedad

y te entierra sus garras haciéndote sangrar

dejando en tu alma , un grito inaudible de dolor

cuando torbellinos te envuelven algún hijo

cayendo en los abismos sin poderse levantar.

Ellos, al caer en ese mundo absurdo

no piensan que uno sufre al no poderlos ver,

que se lleva en el alma un dolor tan profundo 

y se llora en silencio al no verlos volver.

A ustedes, hijos que andan lejos y perdidos

no teman a su hogar volver a regresar

porque hay un corazón que siempre espera

y el espacio de amor que es para ustedes,

no habrá nada, que lo pueda hacer cambiar.