Angel irredento

La luz dorada del sodio

Matamos nuestra amistad
enfrentando con coraje
e insolencia nuestro amor
bebimos de aquel brebaje
que nos condenó al dolor
regalándonos torpeza
y engullimos sentimientos
clamando no ser tan necios
procurándonos infinita
casi eterna la tristeza

Coleccionan hoy derrotas
dos almas casi conexas
se distancian insurrectas
del infinito las rectas
amontonan soledades
agonizantes las metas
con borrones se acompañan
las palabras del poeta