Sentí cercar la dulce vida mía
Con las sombras azules de la muerte.
Perder la juventud, sellar mi suerte,
Anochecer muy pronto el claro día.
Sentí llegar un viento de agonía,
Por la noche soplar seguro y fuerte,
Para vaciarme de dolor la inerte
Eternidad, que todo lo vacía.
Mi segura mansión, fuiste arrasada
Y con niebla cubriste mi caída.
Lo que era cielo azul, ahora es nada.
Si se dobló mi edad, pero prendida
la llama sigue fuerte en la mirada,
Hoy doblan las campanas por mi vida...