Tus manos son como unos rieles,
Acero que proyecta el horizonte,
En ellos tu ausencia ya no duele,
Allí mi vida va, como polizonte.
Tus manos, siempre tus manos,
Despierto en ellas, en sus dactilares,
No existe día que marche en vano,
Tampoco distancia entre los mares.
Allí estoy, en tus manos, ¡mírame!
Soy yo, ahí dentro de tu pulso,
Como un Dios enamorado ¡infame!
Que para él te creó y su divinidad expuso.
Aquel día toqué tu mano, allí me quedé,
Exponiendo los huesos de mi alma,
Exponiendo el alma de mis huesos destiné,
Hoy mi alma, mis huesos hayan calma.
En tus manos…
LRL
20-6-2012