Todo es nada ante el poder de un beso,
melodía dulce que de tus labos se unta en mi boca,
es resguardo de humedad que resbala al alma
secreta unión de bocas que sin hablar se aman.
Labios tuyos, que son trozos hurtados al horizonte
comen con besos, cómo el ocaso devora lo que del día queda,
inimaginable sinfonía crea la cercanía de rostros
y fundido paradisiaco letargo, es el impacto de sus pieles.
Lejos la soledad está en la ilusión de su sonrisa,
labios mudos que con su quietud roban el silencio
que con atada tranquilidad reposan el amor.
Más vasto que un cielo es su humano contorno,
ese conjunto de grietas más que divinas
transformadas en labios, humectadas del sabor del beso.