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sobre la noche cerrada
ladran perros
aúllan-rabían
gimen tras la presa
despavorida
entre llamas negras corren
desde sus lenguas
arde baba del infierno
inaudito terror
los oigo venir mientras
me gana el miedo
ajj escucho que rondan
batiendo colmillos en la densidad
aullidos que son salmo
de adoración a belcebú
y la luz cómplice palidece
ante la inminente celada
brillan ojos
tras esa puerta de madera
sardónicos danzan gnomos
Intuyo ritos
incomprensibles peligrosos
el pulpo de la locura
punza mis músculos
con tentáculos de seducción
contraigo
salto
sorpresa estoy brincando ahora
entre humeantes fluídos
y una voz macabra sentencia:
“tus pecados son lo trascendente”
Oh perros hijos amantes
revolquémos nuestro delirio
en sangre vírgen
luego de aplicar viles martirios
a beatas que no se defienden