Se me antoja…
quedarme contigo para siempre
sin veleta que al tiempo dé vaivenes
hasta que robado de la vida su deleite…
sea silueta ilusoria de un tango con la muerte.
Se me antojan…
las antorchas crepitantes de tus ojos…
y la constelación que a sus aguas da reposo;
amo tender redecillas a sus peces acuciosos
y en mis húmedas entrañas… cadenciosos,
liberarlos con su nácar delirante y lujurioso.
Se me antoja…
susurrar mil canciones a cristal de tus oídos
y anticipar con ellas un huracán a tu destino…
que mis dedos repten por tu cuerpo estremecido
y que ningún paisaje en él… de mí quede perdido.
Se me antojan…
los latidos serpentinos de tu pecho
agitando de mi mar… sus abismales lechos,
y la viril opresión con que su posado vuelo,
ciñe mi talle… preñándolo de vinos férvidos.
Se me antoja…
deshojarte cada tibio pétalo de mi alma
y cubrir con ellos tu desnudez bronceada,
como hambrienta serpiente a ti enroscada
cerrar párpados y morir de ti… ¡tan perfumada!
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso
Bogotá D. C. Colombia.