( Poesía)
Soneto encadenado
Te anidas como fuerza poderosa
y te duermes en mí voz penetrante,
brillando en un cielo como un diamante
ocultándote a veces misteriosa.
¡Oh!, poesía mía, fiel amante,
sólo, ¡ven!, a la cuna de mis manos
y recorramos lugares lejanos,
que yo seré tu ansioso navegante.
Sólo pintemos azules océanos
vaguemos entre escondidos rincones,
aun que sean lejanos o cercanos.
descubramos diversas emociones,
por todo el mundo, juntos como hermanos;
creando en la poesía ilusiones.