Usted despierta mis instintos más bajos
y los más divinos ensueños.
Cuando la contemplo,
mi corazón trémulo se agita y se agiganta,
mi piel se sacude y mis órganos se turban,
mis átomos se convierten en fotones
y mi mente cuántica sobrepasa el tiempo lineal
y el espacio cartesiano,
y se integra con sus propios entresijos.
Usted con su candor y sus deleites,
sabe arribar a las fibras más sensibles,
me hunde en el abismo del deseo
y me eleva hasta el ápice de mis utopías.
Usted sabe estimular mis pasiones más ocultas
y a la vez conectarme con la distancia celestial.
Usted es de estrellas y de universos paralelos.
Usted es energía y moléculas saltarinas.
Usted es fuego, es gracia, es majestad.
Usted desencadena mi pudor, desata mis juicios,
encanta, controla mi voluntad y mis delirios.
Usted, en fin, es la otra mitad de la existencia.