Qué oportunas las horas.
Cómo granan alegres
Deshaciendo el suceso
De la mente humana,
Disolviendo los soles
Del audaz molinete
Donde danzan fugaces
Las pérfidas estrellas.
Qué locuaz memorándum
El segundo goteando
Sobre el músculo tenso
De la humanidad fría
Y horadando la entraña
Donde sigue su siembra
Riguroso y estéril
Nuestro signo: la duda.