Allá se asomó de nuevo
tras su cortina multicolor
la cara radiante del sol
después caer el aguacero.
El cielo, claro como un espejo
limpio sin ningún nubarrón,
nos deja ver la emoción
del sol que brilla, a lo lejos.
Hay fiesta allá en el cielo
con derroche de colores,
y se alegran los espectadores
al ver el arcoíris de caramelo.
Alejandro J. Díaz Valero