No conociste lo que realmente es un “te amo”
ni pasar la noche en vela por cuidar tu sueño
porque nunca nadie te lo había demostrado;
igual tampoco encontrarías en mí un experto,
mi corazón, es un muro de agujeros y clavos,
mayores son las caídas habidas que trofeos:
por todo ello, en la piel traigo dolor tatuado.
Fue por la adolescencia, do al mirar el cielo,
mientras perdíame entre estrellas y mis pasos
supe inocencia mía para el amor en su juego;
tu, flor delicada que apenas salías del cuarto,
temerosa a los rayos del sol y su ser de fuego,
la que sería imposible nacer de amor regado.
Pareciera que la fragilidad esperó lo incierto
sorprendiendo a mas de uno con el resultado
habido, tras terminar un reinado (por miedo)
eterno de agonías como vacío en lo anhelado
al coronar en nuestras vidas amor verdadero
para recordar se sufrió, pero también amado.
John Clark