¡Qué fue de los sueños que poblaron mi infancia!
se escucha el eco de sus voces, a distancia,
cómo un gemido que penetra en la entrañas
y deja un sabor a herrumbre que oxida hasta el alma.
El tiempo se fue, llevándose recuerdos,
de una niña que corría por las callejuelas,
a toda prisa jugaba con la brisa,
alegre retozaba sin pena ni martirio,
cazando mariposas, jugando con el viento.
Con su ingenuidad, lapidando el sufrimiento,
de color rosa mirando el firmamento…
todo lo que en él veía era un hermoso cuento.
Hoy miro el pasado desandando mis pasos,
camino nuevamente por esas callejuelas
por donde transité en el pasado con mi abuelo.
Arrancando cada hierba incrustada en las piedras,
saltando de charco, en charco, por la lluvia dejados...
de ilusiones, mis pies descalzos mojando,
zapatos al hombro llevando.
¡Todo ha cambiado!
ya no existe el empedrado
el asfalto lo ha reemplazado,
todo es bullicio…
hasta el aire parece pesado...
y aquí en mi corazón
llevo la sensación
de la añoranza por mi pueblo.
Por esos tiempos idos,
en la casa de mis abuelos,
casa, que hoy brilla por su ausencia,
es una parcela sin vida, es un lote baldío.
el tiempo, sus paredes derrumbó...
el silencio las ha carcomido.
Esos charquitos los veo como espejismos
y esos caminitos recorridos,
están plagados de nostálgico olvido.
Hay una soledad inescrutable
que con pasos lerdos,
se pasea de la mano con los recuerdos...
recorriendo cada recodo
de lo que fuera la estancia tan querida.
Tantos recuerdos allí plasmados...
de mis tios, tias, primos, primas,
hermanos, padres y abuelos.
Algunos de ellos ya se han ido
a poblar otro espacio
y es difícil no sentir nostalgia
por los seres que se han querido
y sus alas desplegaron
hacia el reino en donde no hay olvido.
Hasta la médula penetra un aire gélido
produciendo en mi cuerpo un escalofrío
y suspiros que se pierden en lontananza,
donde mi mirada ni siquiera alcanza.
Suspiros que hieren, suspiros que matan
cercenan latidos…¡Mutilan el alma!
AÑORANZAS
Felina
Un año más de la muerte de mi papá Toño,
un abuelito tan querido, tan amoroso, un abuelito
que se recuerda día a día, un abuelito que se quiere
y no se olvida, aunque hoy esté en otra vida.