Es mejor renunciar aquí a tus ojos y tu boca,
a tus múltiples veranos
a una vida junto al mar.
Es mejor, si es mejor.
Que me olvide de tus besos,
de tu pelo y tu cintura,
de las noches de locura
que empezaste un día a negar.
Olvidarme de tus uñas
y tus manos, tus manitas.
De toditos tus lunares,
de tus cabellos cual medusa;
de tu forma de llorar.
Olvidar que te he querido,
que he soñado con tus pechos,
con mil paseos por la playa,
con tus labios de arrebol.
En este instante, en este día,
ya lo sé que no eres mía
y me he puesto a llorar.
Por toditos los recuerdos,
por tu vida en libertad,
por tus noches, por tus días
y tus dedos de azafrán.
© Armando Cano.