Tuve sonrisas en la mirada
que repartí a los cuatro vientos.
Tuve voz donde nadie hablaba
Y un grito de amor en los silencios.
Tuve unas alas para alzar el vuelo
llevando y trayendo historias vencidas,
pero, cortaron mis alas sin saberlo
Y caí en las garras de la apatía.
Tuve esperanzas,ilusión; un sueño
en manos del olvido quieto
que regalaba a mi lecho de invierno
Y amanecía con el universo.
Tuve un aroma de mar etéreo
que impregnaba de sencillez mi vida.
Tuve una flor en mi pecho,
que entonces, no dolía…no dolía.
Y todo y más de lo que tuve
no bastaba para el alma ajeno
Y comprendí que del cielo son las nubes
Y yo, una más, en este infierno.
Antonia Ceada Acevedo©