Mientras posas cual musa
para un instante,
y la línea del tiempo se decora
con la bondad de tu rostro,
intento ultrajar el hecho,
hacer mío ese momento,
dulcificandole en la eterna memoria;
y la serenidad que a tus facciones
matiene cautiva,
cómo un numeroso mar de olas
sin vida,
así es ese lapso de tu
existencia,
que atesora éste,
mi corazón en su vigilia.