DIOS, anda en mi casa
entre el refrigerador
y las virutas
entre la cocina
y las frutas.
En el patio y el jardín
lo encuentro en partes
Mil.
en esa rosa en botón,
talvés abriendo
el portón
para que entre la FË,
que siempre la tengo afuera,
como paseando en la acera,
esperando la ocación
de convertir a este
peón
en el rey de su mansión.