Jesús Lantigua

ALMA NOCTURNAL

Tiempo de las soledades

aumentando lo invisible;

 manto donde es imposible

pretender las vanidades.

Un concierto de oquedades

se despeja en cada broche.

Queda perplejo el derroche

del silencio continuado,

eterno, siempre obstinado.

¡Cuánto misterio en la noche!

 

Un enigma en los gemidos

que quiebra los intervalos,

entre voraces escualos

de grises indefinidos.

Flotan milenios perdidos

eternizando el reproche.

Más allá de medianoche,

preñando el arco espacial,

hay un silencio fatal.

¡Cuánta tristeza en la noche!

 

 Inconfundibles aromas

acariciando la tierra,

bajo una luna que encierra

la quietud de las palomas.

Casi roza los estomas

el violín en su trasnoche.

El contorno, usual desmoche,

del horizonte difuso

tiene un encanto profuso.

¡Cuánto de alegre en la noche!