Vivo muerto, muerto del alma,
porque tu amor ignoto así quedó,
ignoto, tan altivo como el sol
y tan vivo como la vida misma.
Soy como la rosa, rosa sin pétalos,
que de los amores es despreciada
y de los halagos desprendida.
Soy también como el río lánguido,
seco de frescas aguas,
que no bebe ni beber deja
de lo que arrastrar debería.
Yo que por tu amor viví,
y que de beso en beso me imaginé
en el remanso que tu pecho ofrece,
ahora vivo muriendo,
o muero viviendo,
por eso por lo que viví.