Lo que voy a narrar es antagonista a los oráculos
El placer, es el cántico al espejismo de la romanza
Cuyo embrión florece en primavera
Y así determina dulcemente, el despertar tembloroso de la gloria
Se esparce como un polícromo atardecer
En tal situación
Hasta la sonrisa tristona del huérfano
Se ufana en comprender tal gentileza
Desprendiendo la carcajada de la hiena
Que voraz por sentimiento
Desprende una por una las gotas del sudor de un cobarde
Cuya sonrisa temblorosa contrasta con el medio
El cobarde huye del paraíso, porque al buscarlo inútilmente
Su orgullo no lo dejó mirar fijamente hacia sus pies
El cobarde no ama, solo desprecia
¡Y si ama!…ya no es un cobarde
Es un hombre, cuyo pasado comienza ese mismo instante
El hombre es dichoso, su mundo y su Dios
Le dan la personalidad necesaria,
para crear su propia conciencia
Cada paraíso tiene un hombre
Y cada hombre su paraíso
El espíritu y el cuerpo de cada hombre
Son la horizontal y la vertical
Del plano en el cual está retratado sintéticamente su paraíso
Poesía dedicada al Instituto Politécnico Nacional y a Don Alejo Peralta .