Un poeta meditaba en la plaza
con mirada ingenua y cristalina
observaba desde una banca
esas aves que entre ramas anidan.
Allí envuelto en la nostalgia
entristece en forma repentina
y tejió los hilos de su alma
con un dolor que se adivina.
En aquella tarde tibia y callada
fue construyendo algunas rimas,
y en unas líneas bien rimadas
su arte de pronto se sublima.
Luego, una mirada furtiva,
después, una sonrisa esbozada;
y allí su mente inspirativa
se vio de pronto multiplicada.
Fue que una joven lo miraba
y quiso por curiosidad
saber cómo se inspiraba
un poeta en la realidad.
Poeta me fascinan los versos
le dijo en tono delicado,
hazme pensar que yo merezco
ser parte del verso que has logrado.
Y el poeta busco inspiración
le puso entusiasmo a su escritura,
y con toda su alma y corazón
produjo versos con ternura.
Finalizada su obra maestra
con mucho ritmo y donosura;
quiso deslumbrarla con sus letras,
de bella rima y estructura.
Ella sonriendo toma el escrito
mientras la mirada de él evade,
y sus ojos en modo exquisito
al brillar, iluminaron la tarde.
El poeta con mirada pura,
la siguió a lo lejos con su mirada,
y vio cuando lanzó a la basura
aquellas letras que solicitara.
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