flack

Oda a mi amada.

No valdrían más, mil noches tachonadas

de estrellas,

que un momento de oscuridad en el

cual estoy a tu lado,

ni sería más agradable una fresca ráfaga

de viento en el ardor del desierto,

que una mirada sincera toda tuya,

y me complacería más el sonido que

emerge de una sola de tus palabras,

que el murmullo eterno de las olas;

y gozaría cada día, preso de esa dicha,

si mi mente retuviese para siempre

la imagen de tus labios sonrientes,

y efímero como gota de simple agua

me parecería el entero universo,

si midiese lo vasto de éste, contra las

dimensiones bellas de tu rostro.

Que no existe mayor requisito para

mi alma, que la única y fija idea

de tu amor, y bajo esta requisición

es que fluye sangre entre mis venas,

así cómo saberte mía, se que es la clara

lógica del aliento mío.

Al pensar en ti amada mía,

emprendo todo sentimiento,

sumergiendo mi esencia en vuelo

imaginativo, donde cada mundo

creado, tiene forma de tu rostro,

y en ellos, las fronteras son resquicios

de algún olvido; de manera que al

navegar en el océano de tu mirar, y

mientras respiro su aire, claramente

se llena mi ser del aroma de tu piel.

Y agradecido, cómo cuando una dulce

melodía irrumpe contra el ejército

de las tristezas, así se que soy bendecido

por tu presencia tan real, cómo fatal sería,

frente a mí no tenerla de verdad.