El lápiz tiene un dolor
y llora a más no poder
pues desgastó su tacón
cuando bailó en el papel.
Hasta el sombrero de goma
lo tiene hecho pedazos
porque borra que te borra
anduvo por muchos trazos.
A la pijama amarilla
que se puso para dormir
el color ya ni le brilla
por el uso al escribir.
El lápiz esta cansado
ya no quiere ni reír
porque ha sido utilizado
en el arte de escribir.
El lápiz tiene un dolor
y llora a más no poder,
pero se siente mejor
contribuyendo al saber.
Alejandro J. Díaz Valero