Hay silencios que dicen mucho,
miradas traspasadas por el silencio,
como una saeta fina cortando el aliento
e iluminando las pupilas con ansia.
Nada interrumpe aquel efímero instante,
breve y largo, rodeado de celo y de magia;
nada, ni tan solo, el nimio rumor ambiental
osa interrumpir aquel ojo a ojo conciso.
Pasa a ser la síntesis de un proceso sentido,
pausado por palpables e inquietos latidos
que golpean el interior, cuando las miradas
conectan sus ondas y estalla la sonrisa.
Hay silencios que prenden en corazón reposado,
que dan sentido a la magia silente de la vida.
Hay silencios, miradas y saetas huidas
que buscan la luz en pupilas heridas.
18 de febrero de 2006
Pau Fleta