Las sustancias gastricas se unen para un solo fin.
La materia se desparrama
y cambia para otro ser.
Las eces caen por su intestino.
La vulva torna a procrear.
Y las miles de sombras que aún no están
se dirigen impávidas a retorcer
lo que no se debe nombrar.
La vida renace y continua,
continua contando.
Merece la vida un suspiro si no
una somanta de salivazos,
siempre que la naturaleza viva
se deje
y sea para un rato.
La vida renace y continua,
continua contando.
Contando lo que todos sabemos.
Contando para al fin encontrarnos.