Escapo y despego desde el peñasco,
Libre, austero y melancólico,
Lejos de mi, la hombría inútil de la desvalía,
Para dejar que se moje con mis gotas de tristeza,
Que por mucho deambular por mis mejillas,
Se han hecho cenizas.
Escapo y despliego mis alas formidables,
Experimentando el ocio de ver, desde aquí arriba,
Como el tormento del ser rastrero,
Aplaca la valentía del que lo descubre.
Mecánicamente oscila mi esterilizado pensamiento,
Y recreo las burbujas de un recuerdo distante,
Para que no permita que me equivoque contigo.
Vuelo y repliego mis alas frente al viento,
Para que no me empuje hacia mi pasado,
Que ya claudicó de querer enseñarme lo que , sé,
No me ha servido sino solo para saber que no sirve.
Me acerco a otro peñasco y divulgo la noticia
De que nada está perdido siempre y cuando uno tenga de donde asirse,
grita mi magullado orgullo,
Y le permito volar conmigo esperando que se retrace,
Para que de esa forma tenga un poco de humildad,
Y permita que lo guíe en esta divertida travesía.
Vuelo y extiendo mi tiempo en este vuelo,
¡Me gusta volar!Eso me llevó a ti. Paciencia...
Aprenderás a volar tan alto como yo, sin perder la noción de estar atado a un
sentimiento, que por supuesto, nada te ha pedido ni a nada te ha obligado,
Solo a ser precavido y aterrizar sano y salvo del otro lado del risco de la vida.
¿Volamos juntos?