MIRIAM RINCON U.

LA SOBREPROTECCIÓN.

LA SOBREPROTECCIÓN.

 

Cuenta una leyenda que la oruga de una crisálida de mariposa, hacía grandes esfuerzos para pasar a través de una pequeña abertura en el capullo. Un hombre la observaba y veía, que a pesar del empeño por lograr su objetivo, parecía que a cada intento se le hacía más difícil y por un momento llegó a pensar que ya no quedaban fuerzas, en el frágil cuerpo del lepidóptero por lo cual decidió ayudarla, agrandando el orificio del capullo con una tijera.

 

El hermoso insecto salió, pero su cuerpo estaba blanquecino, era pequeño y tenía las alas aplastadas, además de que sus patas eran frágiles para impulsarse. El hombre la observaba esperando que en cualquier momento echara a volar, pero nada ocurrió, la mariposa vivió poco y murió, nunca voló y las pocas horas que sobrevivió, las pasó arrastrando lastimosamente su cuerpo débil y sus alas encogidas.

 

El caminante en su gentileza, no pudo comprender que el esfuerzo necesario para abrirse camino a través del capullo, era la manera que dios había dispuesto, para que la circulación de su cuerpo llegara a sus alas y estuviera lista para volar, una vez hubiera salido al exterior. Autor anónimo.

 

Similar situación se da en la vida de los seres humanos. Los padres y madres, los abuelos y abuelas, los hermanos y hermanas mayores, los verdaderos amigos y amigas, muchas veces apartan del camino de sus seres queridos todos los obstáculos, sin darse cuenta o comprender que les hacen un daño puesto que la sobreprotección los limita para desarrollar sus conocimientos, sus habilidades, su seguridad emocional, su perseverancia, su constancia, su autocontrol, su sensatez y su responsabilidad, condiciones necesarias para poder salir adelante, lograr las metas y los éxitos que les garanticen una mejor calidad de vida.

 

Si los sobreprotegen, por el contrario, serán dependientes, ociosos, sin autoestima, negligentes, improductivos, ineptos, fracasados, incapaces de planificar ni emprender el más pequeño proyecto. Castrados en su auto desempeño, se convierten en una carga para la familia y un individuo inútil para la sociedad. Nadie niega lo necesario que es el apoyo, el consejo, la orientación, el estímulo de las personas que nos rodean; pero de allí a impedir que el individuo luche por su porvenir, a que le releven de sus responsabilidades y deberes  para construir un futuro independiente y personalizado, hay mucha distancia.

 

La lucha con las dificultades tiemplan el carácter, la voluntad, la decisión, la valentía y la seguridad al momento de razonar para tomar el control de nuestra vida, para salir con ánimo y entusiasmo a construir el futuro, es el impulso que conduce a volar en pos de lo que se aspira a ser. Siempre debemos tener por delante una pared para idear y planificar la manera de derribarla, o cualquier otra forma racional que permita vencer el obstáculo y pasar al otro lado. Si hay quienes se las derriben pues se repetirá la historia de la mariposa, no volaremos sino que nos arrastraremos y seremos aplastados por la dinámica social.

 

Si se quiere triunfar por esfuerzo propio para sentir el orgullo de haber sido el artífice de tener éxitos, por haber puesto de manifiesto las capacidades y aptitudes que poseemos, jamás olvidemos el ejemplo de la mariposa. Hay que tener claro que el esfuerzo es necesario, imprescindible en nuestra vida, si no tuviéramos obstáculos para vivir estaríamos neutralizados, incapacitados. ¿Cómo podríamos jactarnos de que hemos llegado a la plenitud?. Es realmente acertada la afirmación: “el éxito en la vida se mide, por los obstáculos que has tenido que enfrentar en el camino”.

 

Por último dejaré unas reflexiones anónimas: “quien se aparte de la colmena por el miedo que le produce el aguijón de la abeja, nunca podrá disfrutar de la dulzura de su miel”… “quien aleja su mano del rosal por temor a las heridas que puedan causarles las espinas, jamás podrá agradar a nadie con el obsequio de una bella rosa”… “quien se sienta sobre la grama acobardado ante el reto de la montaña no sabrá lo que es la plenitud que se goza en la cumbre”… “¡porque todo lo que vale la pena exige grandes sacrificios!”.



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MIRIAM RINCÓN URDANETA.