Lo pensó una y mil veces. Recorrió el angosto rectángulo que había entre su cama y la pared. Pensó y lo sufrió, como lo había echo muchas veces antes, cuando su mente era más inmensa e inocente, cuando algo dolía solo sabía llorar. Esta vez, aun con el cuerpo inmóvil, pudo pensar en él mismo.Y pudo también darse cuenta, de que hay una elección en la vida que es la más importante. Seguir recorriendo la noche al lado de su cama o vivir. PD: ¿Quien no se ha sentido solo y en tal obligación de decidir?