Amo la paz que me incita
a rezar una oración.
Él me llama y me musita
A través del corazón.
Me sugiere y me lo grita
muy quedito, sensación
de que a diario me invita,
a creer con devoción.
Él me llama, necesita
que haga caso a invitación;
Dios me ha hablado ¡Voz bendita!
Es la voz del corazón.
Hoy por cierto, nada irrita:
Ni Satán ni un gran bufón.
Esta voz callada grita:
Es la fe del corazón.
Dios me ha hablado ¡Qué bonita
es la voz de la razón!
Esta dicha es infinita,
Es mi Dios del corazón.
Leovictoria