Mis ojos vidriosos
lloviendo a raudales
de esas penas que pesan,
de esas que agobian el alma
de esas que saben a un adios,
hoy mi cuerpo cabizbajo
hoy mis pasos tan dolidos,
acompañan tus recuerdos,
se apagan luces del cuerpo
pero queda tu presencia,
esa que a aún huele a ti,
esa que besa mis labios
y acaricia a diario mi vida
porque aún vives en mi
en cada carta que dejaste,
en cada café que preparaste
en cada mañana que me besaste
en cada noche en que me amaste
y aquí hoy en mi soledad te lloro
te recuerdo y te vuelvo a resucitar.