guillermo jimenez

El fondo...

 

Termina una tarde carcomida por las pisadas de tu delicia,

una especie celestial de invocaciones que desfilan

centelleando tu nombre, otra pirueta absurda del destino...

 

Atornillandose en mis hombros como las cadenas

del purgatorio vuelves sin las partidas y salidas,

las mismas de tus ojos, las vidas que no viviste

en tu casa alfombrada de penas y olvidos.

 

Alguna vez una octava avenida fue el comienzo

tu andar absurdo, callado soprano torturado...

la mies que quedó fundida en tu dolor,

mi piel desapareció contigo,

el fastidio.

 

Pero si los pedazos de esta vida se me acaban

en medio de tu embriaguez

y mi desidia,

yo mismo te hallaré para darte

la última pocima de amor, tu amor y el mio...