CAPÍTULO 2. Siguiendo los pasos de su madre
Alicia, en cierta forma siguió los pasos de su madre, ella también formó una familia numerosa de diez hijos, aunque le resultó en forma inversa, pues ella tuvo ocho varones y dos hembras. Ella como buena madre, crió a sus hijos, algunos sobrinos y también algunas nietas.
En su vida de casada, se mudó muy cerca de la casa de su madre (a solo dos casas). Tenerla cerca en su ancianidad era para ella una obligación impostergable. Dos casas la separaban de ella, pero mil vivencias las unía, por eso siempre estuvieron unidas tanto física como emocionalmente.
Alicia siempre estaba al tanto de su prole, asumió el rol protagónico en su crianza, aún cuando su esposo estaba en la casa con ella, era ella quién asumía las riendas en la crianza de los hijos. Su influencia fue determinante en el desarrollo de cada uno de ellos. Era una mujer conservadora, muy noble, enormemente sensible con amor al prójimo y amante de la naturaleza, en especial a las plantas, a las cuales consentía y amaba en el jardín de su humilde casita. Por alguna razón que nunca comentaba porqué, no le gustaban los animales de mascota, sólo algún que otro ave de corral que criaba para su propia manutención.
En su vida adulta siempre estuvo ocupada en la crianza de su familia por lo que la realización de su libro era un proyecto en su mente que no comentaba con casi nadie. A ella le gustaba escribir cartas familiares donde se desahogaba contando algún percance familiar de ocasión y también le ponía mucho empeño en la lectura de cartas, cuando era ella quien la recibía. Pero la idea de escribir el libro seguía latente en su mente.
Alicia no pensaba dejar esa responsabilidad de hacer su libro, en nadie, ya habiendo vivido lo que ella había vivido, pensaba que escribir un libro era cuestión de sentarse a escribir. Ya la materia prima estaba en sus manos. Así que, de un momento a otro comenzarían sus cavilaciones. y tras ellas, hoja por hoja serían escritas en el libro que ya tenía en mente, y que seguramente al igual que de sus otros hijos, también se sentiría orgullosa de él.
A todos sus hijos los fue criando
sin perder el norte de escribir,
el libro que ella, vivía soñando
era un hijo nuevo, que iba a parir.
Continuará...