1
Vuela un hombre solitario,
de su vestimenta desprende olor a vida,
a vida en agua detenida, aroma de pasiones
escondidas, a naufragio humano,
carnaval , disfraces, piedra bruta,
a sonidos de cuerpos olvidados,
un silencio, que es mas silencio,
de embriaguez, por cada hermosa
vivencia, por cada dolor suspendido.
Su habitación es abierta de noche,
por el viento como alas blancas en el mar…
duerme entre los restos del día…
despierta entre los restos de la noche,
lava su cara, y decide marcharse…
a unir cabos sueltos de la tierra,
a bañarse de arboles y montañas,
a cortar ataduras de su prisión abierta…
2
Vivo esta época, vida de redes de arrastre,
Que no dejan vestigios, ni señales de vida,
Y lo que es de todos, para unos pocos…
Esos no son de aquí, viven en cualquier lugar,
no importa la muerte, no importa el hambre,
viven en cualquier lugar pero no aquí…
Las redes artesanales, cambian el espacio,
de vida en el mar, permiten la vida necesaria,
¿por qué perder la vida?
¿Por qué beber de la muerte para saborear la vida?
La libertad parece esclavitud,
mi conciencia dormida se consume en la ciudad,
y mi tiempo es de otros…,¿alma mía donde estas?
3
Mi dolor es más cercano a la embriaguez y muerte,
como una oración de hombre más terrenal,
Dejare mi presencia cada paso de mis días…
Ya no acercare las orillas para cruzar el rio,
ni dejare mi conciencia en manos de otros.
Ya no contare ballenas muertas,
ni peces desaparecidos, ni árboles caídos,
simplemente diré adiós, a este mundo de naufragios,
no dormiré en cama ajena,
el fuego de mi libertad encenderá mis manos,
así, me hare cargo de mi mundo…de mi alma,
Porque en mi, no hay muertos, ni caídos ni desaparecidos…
para vivir, mi mesa tendrá las flores de tu jardín,
y las alas extendidas de un corazón abierto.