Nada debo reprocharte,
caminamos largamente,
entre el ruido y el sombrío momento…
nada debo censurarte,
abrazados a la nada;
la perfección no existe,
tan sólo caminamos… andamos…
Nada debo prohibirte,
sólo tu alma enfocará
el placido estupor
de tu consciencia,
sólo tú sabrás moldear
la culpa, la ridiculez
o la cordura,
la sensatez andante;
la estupidez reinante,
únicamente tú,
eres dueño de tus actos.