No entiendo
ni el firmamento
ni el ser;
ignorar tal cosa, es no ignorar del todo.
Mis pensamientos se explayan por el infinito;
sin identidades,
concebidas para sofocar ideas
que decían
o callaban
ante los signos de la existencia
como un incesante destino.
Una imperiosa necesidad del todo:
de ser y no ser,
de persistir y no persistir
de construir y no construir
de evidenciar y no evidenciar
antinomias fatales para un hombre que es
en la infinita temporalidad del todo:
una irrealidad subyugante,
exigua, palpitante
del ser
que es mio,
uno solo
racional,
legítimo,
equitativo,
plausible,
incuestionable,
y que afirma su identidad
acuciantemente real,
apremiantemente existente,
incuestionablemente efímera,
apreciablemente conspicua
y que puede ceder su lugar:
invariablemente a su materia.
CARLOS A. BADARACCO
26/6/12
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