"En tantos sueños míos te vi,/ siempre tan irreales e intangibles/ que por seguirte aprendí/ a perseguir imposibles".
No importa cuántas cosas intente,
cuántas historias hoy me invente,
hay cosas que no me cambiarán.
Todas las que mi esencia forman,
no modifican, no me transforman,
de mi alma sabes que no se irán.
No hay nada que tú puedas hacer
para ocultar hoy todo este querer
que desde que te vi yo te confieso.
Juro que no cambia mucho el caso
si no recibo de ti un simple abrazo
o la tierna inocencia de algún beso.
Es que ni siquiera volviendo a nacer
yo nunca nacería sin llevar en mi ser
este sentir maravilloso que inspiras.
Llenas espacios vacíos en mi soledad
y eres presencia que huele a verdad,
o ausencia que nunca deja mentiras.
Difícil un cambio si soy así como soy,
si te llevo por los caminos donde voy
silbando una canción que a ti suena.
En realidad me doy cuenta cada día
que por ti ya es auténtica mi alegría
y no duele tanto en mi alma la pena.
¿Qué hago? Cada quien es como es
y yo no soy nada perfecto, ya lo ves,
pero así mismo con defectos te amo.
Cuando pienso en usted bella dama,
me puede encantar cómo se llama...
y puedo hasta olvidar cómo me llamo.
Ah, lo lamento, pero ya no cambiaré,
un tonto enamorado yo siempre seré,
será sólo la muerte la que acabe eso.
Cuidado, quizá esto ya no lo resuelve,
dicen que de ese viaje nadie vuelve
pero mi viaje podría tener un regreso.
Y al regresar, adivina ¡sería el mismo!
Ni la muerte profunda como abismo
en otro hombre me habrá convertido.
Seré igual al quererte e igual al amar
y el mismo tonto que tú verás llorar
si me encuentro un día en tu olvido.
Es más, soy tan yo que Dios entenderá
y te juro que ningún esfuerzo Él hará
y de caballo viejo seré indomable potro
y si en otra vida me encuentras por ahí,
Dios sonreído dirá que me mandó a mí
pues simplemente nunca encontró a otro.