Austera en el dolor, queda en la suerte,
Volviste a mí con tu inmortal belleza.
Sentí pararse al tiempo en esta pieza,
Cuando por un instante pude verte.
Con el rostro impreciso de la muerte,
De dura, trágica, irreal certeza,
Si pudieses llevarte la tristeza,
Que a mí también la vida me liberte.
Si, como tú, yo nunca envejeciera,
Como un deseo nunca consumado,
Que, ángel leve, solo de alas, fuera.
Y me fui, aunque mi alma sola muera,
Antes que tu recuerdo fuese ajado
Por el hoy… y de nuevo te perdiera…