La señora rana
de un verde bonito
se vistió de gala
para un bautizo.
Y el señor sapo
sin más miramientos
se vistió de harapos
para un casamiento.
Cada quien selecciona
su propia forma de vestir
y no falta gente habladora
que siempre tenga algo que decir.
Alejandro J. Díaz Valero