Víctor Sorchaga

El vetusto hombre

 

 

Idea original de Hugo Emilio Ocanto.

 

 


 

De ondulaciones blanquizcas

 

presumen los hilos pocos

 

del hombre viejo, del solo

 

hombre con piel de ceniza.

 

Ceden los hilos y el hombre,

 

el hombre y los años ceden

 

a las pernoctadas noches

 

de licor y boca ardiente.

 

 

Falto de pan, cual falto hilo,

 

el hombre la mano estira

 

a las personas que mira

 

con sus trajes todos finos,

 

y nadie de los que pasan

 

le convida una comida

 

ni voltea su camino

 

para ver su mano alzada.

 

 

Bajo el umbral decadente

 

de la arrebolada iglesia,

 

aún estaba silente

 

el vetusto hombre, de sienes

 

tan níveas y tan necias;

 

mojando los pisos secos

 

con uno de sus mil llantos

 

que con el dolor certero

 

cayó hasta sus pies descalzos.