Sueño dulce, la tarde en que te conocí,
nunca olvidare aquella sonrisa,
combinación perfecta de doncella
y frenesí inquietante de hermosa mujer.
Caminó el tiempo sin que estuvieras,
conocí virtudes de mujeres seductoras,
encontré mentes soñadoras, llenas de dulzura,
pero nada que me devolviera la cordura.
Pues desde aquella tarde mi mente te pertenece,
como la arena pertenece al mar, si la acarician las olas.
Pero el destino se vuelve incierto,
al combinar la ignorancia humana hacia los senderos del amor,
y la oscuridad ocasionada por la distancia en el tiempo...
Te conocí y me enamore,
entregue mi corazón y alma en un solo deseo,
quererte y tenerte siempre... ¡Junto a mi!...
Mas hoy todo esto, se volvió tan solo un sueño,
una historia para recordar... Para recordar...
La tarde en que te dije ¡te quiero!,
el resplandeciente brillo de amor en tus ojos,
la sonrisa tímida y coqueta... Y la dulzura de tu voz...
¡Tan solo un recuerdo quedara!
y aún la dolencia de haber sentido una traición...
Pero guardare celosamente lo mas bello de ti,
en lo mas profundo y bello de mi corazón...
Carlos R. Barrera