Se me hace indispensable
no verte, saberte inexistente,
o buscarte en el preciso instante
en el que se cruza el vórtice
de lo inencontrable y el olvido
con la dulce y amarga ilusión
de mi presente,
y así, ahí poder dejarte
girando y girando
en un monótono círculo
sin compás ni razón,
embudo de ausencias
y de faltas de memoria
que del espacio y la conciencia
me arranquen de tí,
de la misma forma que lo hace
la muerte con los aún vivos,
o quizá como lo hace el viento
con la alegría de las hojas
al final del verano,
vórtice,
ahí dejarte y de la nada borrarte
de aquel tiempo,
de aquel sueño,
de aquel suspiro
que ya ha quedado
sin motivo.
Se me hace indispensable
no verte, saberte inexistente,
simplemente olvidarte.